jueves

EXETER-CULLOMPTON-KENTISBEARE


 El gran  diluvio que a lo largo de la noche me despertó varias veces debido al tamborileo de la lluvia sobre la tienda de campaña, con la  naciente luz de la mañana quedaba lejano; aunque aún permanecía cierta espesura de  nubes en el cielo.

Mientras  desayunaba, anoté en el cuaderno Miquelrius gran parte de las cosas que narro aquí . También detallaba las horas que había estado pedaleando desde que arribara en UK. Las horas que había avanzado hasta entonces bajo la lluvia sumaban bastantes. La temperatura y los milibares también forman parte del cuaderno de  bitácora biciclero.
En un par de días me acostumbré que al salir a rodar, debía conducir por el lado izquierdo de la calzada. Desplazarme fue sencillo, hay buena señalización para ciclistas; y aunque no es tan común su uso como en Holanda, las personas en Inglaterra  usan bastante más que en España, infinitamente más,  la bicicleta.

La siguiente imagen la hice sorprendida y maravillada. Había estado pedaleando anteriormente por otros países; jamás me había encontrado una igual.

Una buena normativa, equipara al ciclista, que no olvidemos forma parte del tráfico, a los demás conductores de los diferentes vehículos con los que podemos optar para desplazarnos.

Se pedalea con un plus de seguridad, sabiendo que en el código de circulación  todos estamos presentes. Da igual si el  vehículo es de dos ruedas sin motor, con motor, ocho ruedas o cuatro.

Se pedalea con un plus de optimismo cuando en un país se tienen en cuenta todas las opciones, incluidas como no, las de los peatones.

Una simple señal que refleja el compromiso social... En los países mas avanzados, la bicicleta es el transporte por excelencia.

Cuestión de respeto.



Las dos siguientes fotografías (capturas google earth) dan una visión más completa del lugar donde me encontraba  inmersa con  pedaleo firme y decidido.  Aunque los coches pasaban a una velocidad siete veces más alta que mi bicicleta, y los camiones con su tan temida  fuerza centrípeta rugían, rodaba sin temor.
 
 
 No es temeridad circular por ese tipo de vía. Es solo que no estamos acostumbrados a ver personas circulando por ellas en bicicleta con normalidad; ni a circular habitualmente. En España llevamos un gran atraso con respecto a otros países europeos como  Holanda, Alemania, Austria; donde la bicicleta es el vehículo indispensable en los hogares. Aquí te dicen que es peligroso; te asustan a bocinazos y un rosario de etcéteras...pero yo seguiré sobre la bicicleta.
Entrar en Exeter fue burbujeante. Estímulos a raudales se colaban por mis ojos; los abrí bien para impregnarme de  todo cuanto las calles me revelaban de sus gentes y  estilo de vida en general. No abundan pisos con grandes alturas como aquí; lo más, tres plantas, casas unifamiliares con grandes ventanales; grafitis en decenas de medianeras; crisol de culturas. Sonaba  Rehab de Amy Winehouse en una de las calles peatonales. Un grupo de público diverso entregado en baile y coros,  formaban corrillo entorno a los músicos que versionaban el tema. Descabalgué la bicicleta, la así del manillar y caminé empujándola. Necesitaba encontrar la Oficina de turismo para hacerme con un mapa y salir de allí. Entre el tumulto, pregunté a una pareja. La respuesta fue ponerse a buscar con el IPhone. Ellos me guiaron y acompañaron hasta la mismísima puerta. Amablemente me informaron. Luego me despedí de la pareja, agradecida ante tanta amabilidad. Tras visitar algún rincón de la ciudad, pronto, muy pronto busqué  la salida de la misma.
 
Volví a las carreteras comarcales. Las que muestran la vida de los campesinos, de las ovejas, las bonitas casas típicas con tejados de paja hueca, las ardillas y los pavos. El viento en la cara al pedalear, los músculos tensos por el esfuerzo, la alegría en el alma.  Campos de oro...
 



 
 
 
 
 
 
Cullompton, calle vertebral de la pequeña localidad. Visita a St Andrew´s Church, parada a reponer energía, y millas dirección Kentisbeare. Una hora más tarde la tienda de campaña estaba montada en una verde pradera de un camping tranquilo. Después de una ducha, un paseo, unas photos. Una infusión y a soñar dormida
 
 
 
 
 

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